"hay quienes piden oro, y otros, tierras ilimitadas, yo pido deleitar a mis conciudadanos hasta que la tierra cubra mis huesos-un hombre que alabó lo digno de elogio y sembró la acusación contra los malvados. Pero la excelencia humana crece como una vid nutrida del fresco rocío y alzada al húmedo cielo entre los hombres sabios y justos. Necesitamos cosas muy diversas de aquellos a quienes amamos sobre todo en el infortunio, aunque también el gozo busca unos ojos en los que confiar"
Píndaro, Nemea, VIII. 37-44
"La verá siendo en sí misma, por sí misma y consigo misma, eterna y única, y verá que todas las otras bellezas participan de ella en modo tal que, aunque nazcan y mueran las demás, no aumenta ella en nada ni disminuye, ni sufre ninguna alteración... En este lugar, querido Sócrates, más que en ningún otro, es visible la vida del ser humano, allí donde contempla la belleza en sí... ¿Crees acaso que la vida sería vil para quien pusiera la mirada en ella de la manera apropiada y estuviera en unión con ella? ¿ O no te das cuenta de que sólo allí, donde ve lo bello con la facultad con la que es visible, podrá engendrar, no simulacros de excelencia, ya que no está captando un simulacro, sino la verdadera excelencia, pues está aprehendiendo la verdad; y de que el que ha procreado y alimenta una excelencia verdadera será amado por los dios, e inmortal, si es que esto le fue posible alguna vez a un hombre?
Platón, Banquete, 211b-212a
"Sócrates: entonces, ¿qué es el ser humano?
Alcibíades: no sé qué contestar."
Platón, Alcibíades, I, 129e
con tal manera tiene el atino Martha Nussbaum de iniciar su libro "La fragilidad del bien. Fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega"
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