No es fácil hablar de igualdad sea de la condición que sea, puesto que siempre alguien se dará por aludido y tendrá ganas de interpelar por la parte de desigualdad que le atañe, lo tengo en cuenta y además tengo a bien recibir opinión que confronte la mía, puesto que del ejercicio de la dialéctica creo podemos todos sacar mejores conclusiones, ergo aprender o al menos pensar algo más de lo que pensemos por nosotros solos.
Al tema, oí o léi ... perdón por la imprecisión a la hora de citar, creo que a un filósofo, para más señas creo que gustavo bueno (me perdone el bueno de gustavo si me equivoco), dijo que ( y si no pongo en mi boca alteración de sus palabras) dejásemos de engañarnos, dejásemos de camuflar, empañar y distorsionar, puesto nos puede llevar a confusiones harto complejas con salidas aun peores que las que podemos encontrar sin confundir a la gente y a nosotros mismos
¿Pero a qué confusión se refiere? a la que provoca el uso del término igualdad para referirse a la relación entre sexos, más concretamente mujeres y hombres y viceversa, es decir, argumenta el autor, no podemos educar a los menores, cambiar el pensamiento de la sociedad, para convencernos de una aberración; por favor un hombre y una mujer y viceversa, no somos iguales, creo que no hace falta dar muchas explicaciones, huelga decir que a nivel microscópico nuestras partículas (y habría que mirar las proporciones) son iguales, pero como estructuras complejas que somos, es decir, bio-psico-socio-culturalmente somos distintos.
Creo que todos podemos confluir en aceptar como diferentes al sexo masculino y al femenino, es por eso que el autor introduce otro término, diciendo que "somos idénticos", quiere decir, que tenemos identidad, cada uno la suya, pero no somos iguales; bien es cierto que el debate de la igualdad se genera entorno a las igualdades de derechos, sociales, económicas, laborales, etc. pero caigamos en la cuenta del peligro que tiene contaminar dicho debate aseverando sin dilación la igualdad de sexos, !ojo¡ nada más lejos de la realidad.
Extrapolando dicha idea, al ámbito de la pareja, como núcleo sentimental de desarrollo de la persona, también se puede escuchar la idea de buscar a la "media naranja" que se parezca a nosotros, que podamos decir "somos iguales", creo que son tópicos que hacen pensar acerca del acierto de la unión de dos personas; pero de igual modo encontramos analogías del tipo que los polos magnéticos iguales se repelen, para atraerse los distintos, dos mitades, salvo que sean perfectas no encajan, y yo no conozco a una persona perfecta como para encontrar dos que se puedan unir, nuestras imperfecciones se complementan con la virtudes contrarias consiguiendo una unión al tipo de la imagen del ying-yang.
Es por ésto que debemos contemplar las diferencias ideológicas, conductuales... de cualquier índole de nuestra pareja como complemento a las nuestras, aceptando y tolerando, tomando actitud contemplativa para conocernos y conocer al contrario, sin creer como fracaso la diferencia de pareceres, sino como oportunidad para alcanzar la complementariedad.
Por ahora, y mientras no acabe de leer el banquete de platón, no puedo decir mucho más.
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