jueves, 20 de mayo de 2010

Y no conocen la prisa...(Machado)

Las últimas fechas ando leyendo acerca de la vida y obra de diferentes personas destacadas en la historia del pensamiento, y veo como en la mayoría de los casos, una vez muertos, otras personas, historiadores y/o exégetas se dedican a adjudicar calificativos a las etapas de la vida y obra de dichas personalidades, yo me pregunto que les parecerá a los fallecidos que cataloguen y dividan sus escritos en departamentos estancos, al menos ¿estarán de acuerdo? ya que en muchas ocasiones son los propios autores los que mientras viven en un ejercicio de introspección son ellos mismos los que dejan por escrito que están pasando por una etapa escéptica, poética, emotivista, empírica...etc.
Haciendo un ejercicio de humildad, me imagino ¿que podría decir de mí mismo en éste mes que llevo las tres últimas entradas en verso?



He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto 5
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan y piensan 10
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra...
Y en todas partes he visto 15
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adónde llegan. 20
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino, 25
donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra. 30

Poema II de Soledades, Galerías y otros poemas.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Romance del prisionero

Ahora más que nunca:

"Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón."


Anónimo

martes, 4 de mayo de 2010

Juan de Yepes Álvarez

1. En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.



2. A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.



3. En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.



4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.



5. ¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que el alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!



6. En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba



7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.



8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.


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