lunes, 28 de septiembre de 2009

¿Consume usted tóxicos?

Tras la pregunta que da título a la entrada del blog, normalmente se tiene la intención de conocer hábitos "tóxicos" de otra persona, y la respuesta esperada y normalmente encontrada gira entorno a las drogas más conocidas, cocaína, heroína, cannabis.

Profundizando un poco más, se continua preguntando por el consumo de tabaco y alcohol, encontrando a veces la más que elocuente respuesta: "lo normal". No haré comentario acerca de lo socialmente aceptadas que están algunas sustancias, pues quiero escribir acerca de lo socialmente afectados que estamos por otros hábitos.

En un primer contacto con el consumo de tóxicos, podríamos detenernos en este punto o podemos preguntarnos acerca de lo que comemos, ¿comemos alimentos exentos de tóxicos? ¿que se cumplan y reúnan unas condiciones de seguridad alimentaria, quiere decir que no introducimos tóxicos a nuestro cuerpo? ¿tenemos hábitos alimenticios saludables?...etc. Creo que hay suficiente literatura y tampoco es éste mi motivo de reflexión final.

Podríamos decir que lo anteriormente escrito hace referencia al aspecto fenomenológico, a los productos que podemos ver y tocar, más o menos directamente puesto que hay sustancias invisibles al ojo humano que forman parte de nuestra dieta, pero me valgo del ejemplo para seguir el proceso habitual de razonamiento del fenómeno al noúmeno,es decir de lo que se nos presenta física o corporalmente a lo que no tiene dicha entidad material.

Si nos alarmamos y creemos que el consumo de tóxicos es perjudicial para nosotros, para nuestro organismo e incluso las personas que nos rodean, procurando (buscando el bien) evitarlos y preocupándonos porque nuestros allegados no se intoxiquen. ¿Por qué permitimos y toleramos sin poner tanta vehemencia en la prevención cuando se consumen pensamientos tóxicos? un profesor dijo en clase: "a diario tenemos pensamientos del tipo de los perros vuelan y convivimos con ellos cotidianamente sin llevarnos a alarma ni sorpresa alguna" no me atrevo a detallar los pensamientos tóxicos, creo que es una tarea difícil de objetivar, por eso es importante que cada uno procuré cumplir la máxima "conócete a ti mismo" pues en dicho ejercicio de intimidad e interioridad además de identificar pensamientos peligrosos para nuestra higiene, nos habituaremos a conocer y convivir con la parte de nosotros que según creencias perdurará por la eternidad, y al hacernos conscientes de ella, nos aliviará y ayudará a convivir con nuestra realidad corpórea actual, puesto que sería como entristecerse porque al contemplar el océano viesemos evaporarse una gota de agua (usando el símil de Martha Nussbaum).

"La vida contemplativa es, en suma, la opción más natural" La fragilidad del bien, Martha Nussbaum, pág.248

sábado, 19 de septiembre de 2009

acerca de la igualdad de sexo

No es fácil hablar de igualdad sea de la condición que sea, puesto que siempre alguien se dará por aludido y tendrá ganas de interpelar por la parte de desigualdad que le atañe, lo tengo en cuenta y además tengo a bien recibir opinión que confronte la mía, puesto que del ejercicio de la dialéctica creo podemos todos sacar mejores conclusiones, ergo aprender o al menos pensar algo más de lo que pensemos por nosotros solos.

Al tema, oí o léi ... perdón por la imprecisión a la hora de citar, creo que a un filósofo, para más señas creo que gustavo bueno (me perdone el bueno de gustavo si me equivoco), dijo que ( y si no pongo en mi boca alteración de sus palabras) dejásemos de engañarnos, dejásemos de camuflar, empañar y distorsionar, puesto nos puede llevar a confusiones harto complejas con salidas aun peores que las que podemos encontrar sin confundir a la gente y a nosotros mismos

¿Pero a qué confusión se refiere? a la que provoca el uso del término igualdad para referirse a la relación entre sexos, más concretamente mujeres y hombres y viceversa, es decir, argumenta el autor, no podemos educar a los menores, cambiar el pensamiento de la sociedad, para convencernos de una aberración; por favor un hombre y una mujer y viceversa, no somos iguales, creo que no hace falta dar muchas explicaciones, huelga decir que a nivel microscópico nuestras partículas (y habría que mirar las proporciones) son iguales, pero como estructuras complejas que somos, es decir, bio-psico-socio-culturalmente somos distintos.

Creo que todos podemos confluir en aceptar como diferentes al sexo masculino y al femenino, es por eso que el autor introduce otro término, diciendo que "somos idénticos", quiere decir, que tenemos identidad, cada uno la suya, pero no somos iguales; bien es cierto que el debate de la igualdad se genera entorno a las igualdades de derechos, sociales, económicas, laborales, etc. pero caigamos en la cuenta del peligro que tiene contaminar dicho debate aseverando sin dilación la igualdad de sexos, !ojo¡ nada más lejos de la realidad.

Extrapolando dicha idea, al ámbito de la pareja, como núcleo sentimental de desarrollo de la persona, también se puede escuchar la idea de buscar a la "media naranja" que se parezca a nosotros, que podamos decir "somos iguales", creo que son tópicos que hacen pensar acerca del acierto de la unión de dos personas; pero de igual modo encontramos analogías del tipo que los polos magnéticos iguales se repelen, para atraerse los distintos, dos mitades, salvo que sean perfectas no encajan, y yo no conozco a una persona perfecta como para encontrar dos que se puedan unir, nuestras imperfecciones se complementan con la virtudes contrarias consiguiendo una unión al tipo de la imagen del ying-yang.

Es por ésto que debemos contemplar las diferencias ideológicas, conductuales... de cualquier índole de nuestra pareja como complemento a las nuestras, aceptando y tolerando, tomando actitud contemplativa para conocernos y conocer al contrario, sin creer como fracaso la diferencia de pareceres, sino como oportunidad para alcanzar la complementariedad.

Por ahora, y mientras no acabe de leer el banquete de platón, no puedo decir mucho más.